domingo, 27 de diciembre de 2009

Maquina obsoleta


Van 30 años que Rodolfo esta en esa empresa; su puesto actual es gerencial. Tranquilamente, hace 3 años que podría haberse jubilado (calculen su edad)…pero por algún motivo no lo hace.

Sus empleados viven quejándose de él. Y tiene razón! El hombre es dueño del más desagradable carácter y de la obsesión mas pronunciada respecto al trabajo. Controla cada movimiento de los trabajadores; que hacen, que no hacen, si van o no al baño, si atienden o no el celular, tardanzas, asistencia; si le gusta o no la fecha de las vacaciones que eligen, como se sientan, como escriben…la verdad que es insoportable! Persigue también a quienes no están bajo su mando; busca el mas mínimo detalle (no llegan ni siquiera a ser equivocaciones) para que sus jefes les llamen la atención. Se enoja si la gente no trabaja, aunque no haya nada que hacer.
Si uno lo observa, define que son mañas y boludeces de viejo; le molesta todo, es quejoso, lento, no quiere actualizarse ni innovarse ni cambiar sus rutinas. El tema es que se ocupa de joderle la vida a las personas de su alrededor. El clima laboral se vuelve amargo y se acumula la bronca en los corazones.

Mi pregunta (yla de todos) más que obvia es ¿Que carajo hace que no se jubila? Pensaba que era porque no le alcanzaba para vivir con lo que percibía monetariamente, pero no. Supuse que los dueños se lo habían pedido por su experiencia, pero tampoco. Llegue a creer que no tendría familia…pero nada que ver! Tiene un hermoso chalet, su señora aun vive, sus hijos existen y varios nietos lo reclaman. La explicación es otra.

Como muchos, él pertenece a la halagada generación de hombres cuyo valor supremo era el trabajo; de hecho, hoy en día a gente así se la considera trabajólica. (Una adiccion socialmente aceptada) Su única meta consistía en trabajar para proveer y conseguir lo que él obtuvo: una carrera en un mismo lugar, que le diera estabilidad y cierto status socio-económico. Como todo exceso, tuvo secuelas graves e impensables; muchos dejaron de ser personas para transformarse literalmente en maquinas de trabajar, renunciando a cualquier otra actividad (intelectual, social inclusive empresarial) y sobre todo, a su deseo. Las maquinas no tiene sentimientos ni hablan y si no sirven mas se desechan. Y en el caso de Rodolfo, que esta a “media-maquina” es peor; envidia a las maquinas jóvenes, innovadas y con nuevas tecnologías que les permiten actualizarse constantemente y las que han creído la mentira de que tendrán vida after office.

Así, se entiende porque es como es: sabe que es una maquina obsoleta cuyo destino es el deposito de lo que no sirve, pues no tuvo tiempo para construir otro lugar donde colocar su ser. Se dio cuenta de que ha vivido para trabajar y no al revés, siendo absolutamente nada lo que consiguió a cambio. Es que… ¿Existe una remuneración acorde para la entrega de una vida? Ya no tiene su juventud ni ganas de volver a ser persona. Quizás la poca humanidad que le queda solo pueda expresarse en ese carácter podrido y en el resentimiento de su mirada; sabe que es otro de los tantos que no vivió.

Una buena…


Ella se había enamorado de aquel hombre con el que se había casado; tenían 2 hijos pequeños. En aquella época todo parecía más bueno, más ético, más moral. Sin embargo este hombre era la excepción pues, pese a ser un normal marido proveedor…no sabia decir que no a las muchas mujeres que lo frecuentaban y con las que salía de parranda. Conciente de tal situación, ella seguía esforzándose para ser una buena esposa. En vano. Solo le quedaba soportal en silencio, porque 40 años atrás el divorcio era mala palabra.

Sorpresivamente, un accidente acabo con la vida de tal tipo; ella, una prematura viuda, se encargo de trabajar para poder comer; sufrió, pero no demasiado, ya que en el velorio sus hijos conocieron un par de medios hermanos. Estaba muerto, pero seguía humillándola.

Pasó el tiempo y otro caballero empezó a cortejarla; en su corazón, ella se había determinado a no pasar nunca más por tal desprecio y desamor. Todo marchaba bien, podría decirse que comenzaría una seria relación hasta que un día, por descuido, descubrió que aquel candidato…ya tenía familia. Sintió como si el muerto se hubiera metido en aquel otro hombre para seguir burlándose de ella y torturando su alma. En un arrebato de locura, intento quitarle la vida. Yo creo que en su mente, se habría dibujado la cara del fallecido en el rostro del otro. No llego a cometerlo y la policía la tuvo detenida por 1 año.

Salio, siguió viviendo, pero esta vez comenzó a comportarse como lo habían hecho con ella; salía con hombres más jóvenes y no buscaba nada serio. Inclusive los maltrataba, se aprovechaba de su dinero. En sus actitudes se reflejaba que el muerto seguía viviendo ahora en ella y que seguía presa de su amor no correspondido.
Más tiempo paso; la juventud la abandono, se transformo en abuela y paro un poco el carro. Sus nietos le llenaban el corazón y le daban una alegría totalmente desconocida para ella. Creo que ahí empezaba a presentársele el amor, en esta forma pura que la preparo para lo que vino después.

Con 65, conoció a José, un gallego viudo que desde los 17 vivía en Argentina y rondaba ahora su misma edad. Como quien no tiene demasiado tiempo que perder, le pidió matrimonio. Ella, quien creyó que nunca había sido amada ni respetada, que el tren no volvería a pasar, fue sorprendida en el crepúsculo de su vida por aquello que mueve el mundo…el amor. No solo vivo la felicidad que antes no tuvo, sino que no pasó nunca más necesidad económica de ningún tipo y se le agrando la familia, pues José tenía 2 hijos que también la acogieron con afecto.
Será que prevalece la esencia del corazón, más allá de cualquier error y nos permite una revancha, por mas tarde e imposible que parezca? Si es así, me encanta.

domingo, 20 de diciembre de 2009

El primer Mosquetero...


Esta experiencia inaugura la serie de mis encuentros con determinados sujetos a los cuales llamare mosqueteros..pero del infierno!


Era un ex combatiente de la 2° Guerra Mundial, pantallazo para nada positivo y fue mi primer jefe. Hacia ya varios años que era despachante de aduana, y su estudio estaba necesitando un cadete. Comencé un 9 de marzo y viví 5 meses que no se los deseo ni a mi peor enemigo. El trabajo en si estaba re piola; caminaba por todo microcentro haciendo tramites en edificios e instituciones grosas y lo mas lindo era que me mantenía súper flaca. El tema era que este mosquetero tenía un pequeño defecto, segura secuela militar: disfrutaba humillando a los demás (Creo que eso se llama sadismo) y lo digo literalmente. Cualquier motivo, desde una exportación mal hecha hasta que la silla no quedo en el ángulo que él quería, era suficiente para su estallido de ira, para fulminarte con sus palabras y para lograr que el ambiente se pudriera por el resto del día. No dejaba explicar nada y lo más terrible, era que luego se sonreía, satisfecho. Parecía inclusive que gozaba mas cuando su enojo era injusto y sabia que el implicado/da no tenia nada que ver. Ni siquiera su hija se salvaba de soportarlo; ni su bondad ni su anorexia alcanzaban para que ella obtuviera de este enfermo un poco humanidad.


No quiero hacer una descripción psicopatológica porque no es necesaria (para muestra basta un botón) y NO lo excusa. Solo quiero intentar comprender porque aguante esos eternos 5 meses. ¿Acaso la necesidad económica me obligo a eso? Preferiría pensar que fue mi falta de experiencia, que fue el temor a no poder bancarme los estudios,…pero NADA de eso justificara NUNCA que haya soportado a un psicópata que le gusta humillar. Encima estaba en negro y me pagaba miseria!!! Solo Dios sabe como contuve mis impulsos asesinos y agresivos para no joder a la persona que me había recomendado y que continuaba laburando para él.


Hasta el día de hoy no entiendo como hay gente que si soporta enfermos mentales que no se quieren curar. De todas maneras, se que si me lo vuelvo a cruzar le cantare las 40 y le generare el escándalo de su vida, porque me faltaba experiencia laboral pero vi cosas que ni él sabe de si mismo.


Tuvo la mala suerte de tener a un corazón lacaniano como empleada. Y si no puedo ser yo, mientras me consuelo sabiendo que todo vuelve en la vida…

El segundo Mosquetero...


Como materias correlativas en la universidad de la vida, inmediatamente conocí al segundo mosquetero. Parecía que respondía a un designio maldito de la más conductista facultad.
Era dueño de una pyme; pocos empleados, muchas horas de trabajo y un sueldo más bien bajo. Mi puesto era de recepcionista y otra vez, en negro. Acepte porque prometía blanquearme a los 3 meses. Prometeo lo tendrían que haber llamado! Era el típico chanta argentino, que tan mal nos hace quedar en el exterior.


No pagaba los impuestos, no le pagaba a sus proveedores y mucho menos a sus empleados; recuerdo que 3 veces vivieron de Edenor a amenazarnos que si no pagábamos en 45 minutos, nos sacaban los cables. Las cartas documento eran pan de todos los días, como las intimaciones y citaciones. Llego a arrancar el número del local para justificar la no recepción de tales documentos. Un día, un proveedor vino con 2 patovas contratados para cagarlo a trompadas si no le saldaba la deuda en el momento. Y a mi, la primer vez me dio la mitad del sueldo, la segunda se tardo 15 días y la tercera, se había “olvidado”. Recibía llamadas de abogados todo el tiempo, cuya orden era contestar siempre que estaba de viaje. Para colmo, era cierto! El señor se iba a Italia, a México y luego me lloraba que no le alcanzaba para pagarme. Lo que mas me sorprendía era su eterna calma; nunca se sobresaltaba ni discutía con nadie. Quizás porque de apoderada legal figuraba su mujer, es decir, algo totalmente abandonable. Explote un día que me debía pagar y no estaba ni le había dejado la orden a nadie. Mas que de matarlo, quise subir a su oficina y romperle la PC o bien, agarrarle documentación y tirarla. La realidad superaba la ficción y todas las tiras cómicas que se burlan de lo cagadores que podemos ser los argentinos, se quedaban cortas. Y yo creía que eran mentira!


Curiosamente, hasta el día de hoy me pregunto por que no hice nada; solo no volví más. ¿Será que hay personas que tienen una capacidad implícita para dominarte? ¿Echaran algún lazo que impide la reacción del sentido de justicia e inclusive de la propia supervivencia? A partir de ahí, nunca mas baje la guardia.


No supe nada más de él; aprobé esta difícil materia que más que enojo, me angustio profundamente. Luego me encabrone y quería mandarle unos conocidos para que le escarcharan el boliche y lo cagaran a trompadas. No hice nada y la verdad, me arrepiento.

Tercer y último Mosquetero (Al Fin!)


Como si me faltara acción, un año mas tarde conocí al tercero; era el dueño de una fabrica en la que entre como telefonista para luego encargarme de las compras industriales. Debo reconocer que su trabajo fue más fino, puesto que dure 2 años allí.



A simple vista, parecía inofensivo. Me enseño todo para que pudiera trabajar autónomamente, podíamos hablar siempre con la mejor onda e inclusive, me consideraba como “una hija”. Todo color de rosa, pero el tiempo pasaba, mis tareas aumentaban, sus beneficios crecían gracias a mí y mi salario era exactamente igual. Se manejaban con el mínimo del convenio, me decía como resguardándose, olvidando que era solo eso: el mínimo. Para que no me fuera, se encargaba todos los días de elogiarme, de tirarme palabras aduladoras, muestras de confianza e interés. Para él, yo era la mejor, la mas eficiente, la mas capaz; confiaba tanto en mi que hasta me compartía asuntos familiares, personales, … así me amarraba sutilmente en mi corazón con el mas invisible de los lazos (la ternura), el cual escondía el mas sucia manejo, y respondía a uno de los males que mas tememos los empleados: la explotación.



La cosa llego a su fin cuando empecé a averiguar cuanto estaban pagando en el mercado por empleos similares. Literalmente me quería matar! Chicas con muchísimas menos tareas y sin mi manejo de ingles, me superaban hasta en un %75 en el sueldo.
Más que embroncarme, me dolió profundamente descubrir su manoseo a través de su buen trato; vislumbrar como con su amabilidad y compañerismo solo había prolongado la injusticia, el abuso. Fue como un puñal por la espalda, amen de sentirme una inocente tarada. Me descoloque tanto que ni fuerzas me quedaron para combatirlo; sabia que si lo enfrentaba, las palabras no me saldrían porque solo podría llorar como una idiota. Mi pequeñísima venganza fue renunciar de un día para otro sin previo aviso. Y ni siquiera me hizo sentir mejor, porque me entere que tomo a otra persona, casi sin experiencia, pagándole un %50 mas de lo que me daba a mi. Que hijo de puta hay que ser para actuar así con quienes te llenan el bolsillo! Cuanta mierda habrá en alguien que utiliza el afecto para manipular! Y cuan atentos debemos estar, pues se han multiplicado las inseguridades; ya no se trata de que te exploten, humillen o estés en negro…se agrego a la lista el hecho de que te violenten el alma. A veces pienso que los anteriores, en toda su patología, se mostraban de frente; éste me la jugo de atrás.


Solo me queda decirles a mis futuros jefes que si no pertenecen a los perfiles de estos mosqueteros, quizás tengan la mala suerte de pagar deudas ajenas; que ya no me interesa dar lo mejor de mi a ninguna empresa, que tengo puesta mi camiseta y que jamás me podrían pagar lo que valgo; que si algo aprendí es que si no me cuido yo, nadie lo hará. Y que uno se debe volver mas forro que los forros para sobrevivir. De todas maneras, sigo atenta, mis experiencias no me hacen inmune…porque estoy en Argentina, el país donde todo es posible y porque los mosqueteros en realidad son 4.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Descarga II


Antes de contar lo siguiente, me declaro responsable; la culpa no es del chancho sino del que le da de comer. He invertido tiempo y le he tirado muchas valiosas margaritas a un chanchito; le pase contactos grosos, la escuche y contuve en momentos claves, le di lugar a en mi casa, la invite a mi casamiento, y la ayude a focalizarse, siendo esta la necesidad del siglo.


Todos mis intentos no alcanzaron sin embargo para que esta persona reaccionara; desconfiaba de mi, me ninguneaba y jamás la escuche decir esa misteriosa palabra que se escribe "Gracias" Atravesó determinadas circunstancias (que todos pasamos) y se alejo, enojada, borrándome finalmente de sus contactos. Bien al estilo inmaduro, se calló, desapareció, metió a todos en la misma bolsa y se fue. Si hay algo que no soporto es que las cosas no se arreglen hablando y de frente; no puedo entender que si hay algo que jode, no se hable o grite o escriba. Ahí se me vino a la mente la famosa frase "Sabes la calle que te hace falta?"; muy cierta! Personas que reaccionan así no saben en realidad lo que es el dolor, porque quienes han sufrido de verdad valoran más que a nadie a la gente que les suma y les canta la posta. Quien ha atravesado el oscuro valle de las lágrimas, sabe diferenciar lo que es importante de los que es simplemente una pelotudez. Me tuve que tragar todo lo que tenia para decirle, porque la iba herir demasiado; nada hiere mas que la verdad. En vez de eso, decidí responsabilizarme y APRENDER lo siguiente:


-Solo daré algo cuando me lo pidan ( de rodillas y desesperadamente) -Todos tenemos problemas; la gente no quiere hacerse cargo y busca colegarse de alguien siempre -Mas de una vez la admiración se confunde con la desconfianza -No tengo por que solucionarle la vida a nadie


-Si alguna vez doy algo, me esforzare en no esperar nada a cambio (pero nada en serio) -Me encaminare en el interesante camino del autoconocimiento y la autovaloración; estas cosas solo le pasan a personas, que como yo, olvidamos nuestro valor y solemos rebajarnos. -Intentare encauzar mis energías en las cosas /personas que si lo valen y en mis propios sueños, que bastante las necesitan.


De todo se aprende...menos mal!


Mi hijo, el sustituto


Cada dia que pasa, creo mas que no existe la normalidad; o que en todo caso, no la categoría estándar que nos señala el sentido común.


-Clotilde tenia un pasar económico bárbaro. Co-fundadora de una fabrica junto a su marido, siempre me preguntaba porque se empeñaba en seguir trabajando administrativamente, pudiendo disfrutar de su reciente nieto. Superficialmente, cualquiera pensaría que era una trabajolica pero ella se defendía argumentando que como dueña debía estar presente. Podría ser entendible en un primer momento, aunque mis dudas se aclararon al conocer a su peor es nada. Pende viejo, gatero, seductor y "simpático", no dejaba títere con cabeza...obviamente títeres jóvenes que le hicieran creer que él aun lo era. Ella, que no era tonta, lo sabia perfectamente y aun así, lo aceptaba. No es raro que en culturas machistas como las latinoamericanas, las mujeres soporten lo insoportable. La pregunta que circulaba, implícita, era porque aceptaba semejante humillación, además de su obsesivo trabajo administrativo. La respuesta llego cuando conocí a uno de sus hijos. Fabio estaba casado y la había hecho abuela; pero Rubén, siendo mas chico, transitaba el común estado de los jóvenes que no quieren crecer y que evaden todo tipo de responsabilidad. Lamentablemente, no podemos culparlo.


El muchacho solo era un producto de la decepción de su mama. Ella se había ocupado de malcriarlo de una manera que si la detallo, quizás no me creerían. Y había generado que este no niño ni pre, sino casi hombre no supiera que cuernos hacer con su vida. Es que no tenia que ser esto una preocupación; su mama le proveía absolutamente todo. Y cuando digo todo es todo: ropa, viajes, alquiler, electrodomésticos, larguísimas compras en supermercados e inclusive, efectivo para lo que luego descubrí que era droga. Obviamente, todo cubierto con un manto blanco y puro de su supuesta maternidad responsable; lo único blanco en todo esto era el color de la sustancia que Rubén consumía!. ¡Si pudiera entender que este continuo acoso era el verdadero causante de la adicción del chico! Aunque lo vislumbrara, jamás cambiaria de actitud pues a falta de maridos, parece que buenos son hijos. Ojo! Nada de lo que le daba era gratuito; a cambio, esperaba que su hijo la valorara, la validara, la respetara, la tuviera en cuenta, le dijera palabras lindas, la reconociera...como tendría que hacer su marido.


No es la primera historia que he vivido de cerca, donde ciertas mujeres toman a sus hijos como sustitutos. Y siguen soportando lo insoportable, defendiendo lo indefendible, esperando lo inesperable. Lo que lamentablemente no ven es que fabrican monstruos, no hijos, porque cuando los roles se cambian, las consecuencias pueden ser nefastas. Nuevamente, un escape de la realidad penosa a través de una sustitución imaginaria. Otra vez, la cobardía comandando la razón, para que esta no nos recuerde que tenemos parte en nuestro dolor. Muchos decían que no se separaba ni enfrentaba al marido por los bienes económicos; yo pude ver mas de cerca y comprender que si estamos bajo el imperio del "mal establecido", la tirana necesidad decretara cambios que seguramente haremos, aunque el precio sea la vida. De cuantos infiernos podemos librarnos si nos hacemos cargo...