domingo, 31 de enero de 2010

Cuando lo conocí...

Se podía decir que éramos amigos; pasábamos un montón de tiempo juntos, visitaba mi casa, charloteábamos como cotorras y por supuesto, yo sabia a que minas les apuntaba.


Convengamos que mi amigo no era un feo muchacho y solía engatusar mucho a las chicas; los veían como una buena oportunidad, pues estaba en edad de formalizar y todo eso. El muy guacho se daba cuenta y se aprovechaba de las diversas situaciones que se le presentaban. Ojo! Con ninguna concretaba algo, solo le gustaba ilusionarlas, que se hicieran el bocho, que le anduvieran atrás para luego cortarles el rostro, con la eterna excusa de que aparecía una que le llamaba más la atención. Vivía diciéndole que parara el carro, que algunas quedaban re lastimadas, pero era mas fuerte que él. No disfrutaba concretando, sino todo lo contrario. Más de una vez le exprese que era un histérico de mierda, un enfermo egoísta y ególatra. Hasta llegue a decirle que parecía puto! El se reía y negaba todo, sosteniendo que cuando se enamorara todo cambiaria.



Paso el tiempo y un día formalizo con una chica; me puse contenta pero por dentro contaba los minutos que esto le duraría. A la semana, quien formalizaba algo era yo y recuerdo que nos juntamos para contarnos nuestras respectivas novedades. Jamás pensé que tendríamos aquella conversación. Me dijo que le había que tenido que mentir a su chica al explicarle que yo solo era una amiga, porque si le diecia la verdad esta se enojaría mucho. Mirándome a los ojos, me dijo que esa verdad era que en realidad se moría de ganas por estar conmigo y que siempre lo había querido. Al principio pensé que era joda, pero no. En seguida me pregunto si realmente estaba enamorada de mi chico, pues él lo estaba intentando con su novia y no quería tener problemas. ¿Qué problemas? No se. Sinceramente, no supe que decir. No podía creer que mi amigo, ese que compartía mis andadas, que era mas como un primo que otra cosa, me estuviera disparando tales frases, intentando matar así mi reciente ilusión.
Me acuerdo que no sabia que carajo contestar porque me habían superado tales imprevistas, desubicadas y enfermizas palabras. Obviamente, no volvimos a juntarnos nunca más. Me dio pena perder un supuesto amigo, aunque más me embronco creer que lo conocía. Entendí que su devoción ala insatisfacción llegaba mas allá de lo que imaginaba, revelándome el insondable vacío de su corazón. De hecho, sabia que por mas que hubiera actuado según tal hipotético interés hacia mi, nada habría sucedido. Es que lo único que buscaba era continuar girando en ese círculo vicioso de la indecisión. Lo que no pudo soportar fue que otros, imperfectos pero determinados, tratemos de evitarlo y nos animemos al riesgo que implica el amor.



Aquella conversación de un sábado, me mostró quien era él en verdad; yo también, como todas esas chicas, había caído en la trampa de creerle, mas allá del tipo de relación. Cuando lo conocí, supe que algunos trastornos visiblemente automáticos logran adueñarse del ser. Cuando lo conocí, supe que no se puede construir nada cuando somos destrucción. Cuando lo conocí, lo único que me dejo fue una pregunta que aun sigue sin encontrar respuesta…¿Cuánto dura un destructor sin autodestruirse?

lunes, 11 de enero de 2010

Carta a mi querido No


Estimado No:

Al llegar al fin de este intenso 2009, creí que era necesario decirte un par de cosas.
Debo reconocer que , como a la mayoría de la gente, no me gusta encontrarte ni conocerte ni experimentar tu compañía. Para el imaginario social (o inconciente colectivo) sos sinónimo de fracaso, de injusticia, de frustración, de cansancio y, lo que es peor, de cierta cualidad incambiable de determinados sueños que terminamos calificando de incumplibles. Sos, también, la materialización de algunos miedos profundísimos como el rechazo o el abandono e inclusive el signo que conduce a la muerte como significante directo de lo imposible. Representas el camino libre para las mas insustentables excusas y te paras como uno de los principales enemigos del cambio, de la innovación, de lo desconocido. Decididamente, no me gustaría estar en tu lugar.

Sin embargo, hoy quiero hacerte justicia; mirar más allá, cambiar el foco de la media y mostrar que tras ese velo oscuro, se esconde la virtud más anhelada y evitada al mismo tiempo: la verdad. Sí, a mi me ayudaste, aunque odie admitirlo. Me sacaste de la mediocridad, me desafiaste a mas, por vos conocí lugares y personas que el adorado si jamás me hubiera permitido. Es por vos que se lo que es el esfuerzo, la disciplina y a transpirar la camiseta de mis metas hasta hacerme una con ellas. Todas las veces que tu inoportuna visita llego, me dejo las mas valiosas enseñanzas que no están escritas en ningún libro y no se enseñan en ninguna universidad. Supe que la excelencia no se habla, se vive y vos sos su escultor. Entendí que no sos definitivo, sino parte de la larga preparación de lo realmente bueno, lo de calidad que permanece en el tiempo. Vos no sos eterno, pero lo que generas, sí.

Acaso alguna fuerza maligna se ocupo de calumniarte? Será que solo resaltaron el dolor que implica el parto, olvidando la dicha de su fruto? Dejame indignarme por vos y llorar en tu lugar. Lograron con un dedo quebrado tapar al sol.
Pareciera que nuestros oídos solo quieren escuchar lo que la seductora comodidad susurra (ni la realidad con su vozarrón logra taparla!). Frágil memoria! Es esa prostituta la asesina de la pasión, la destructora de los éxitos, la terrorista de los más grandiosos propósitos. Si pudiéramos ver que tu ausencia, No, significa el imperio de la mentira.

Sabes, solo me queda agradecerte. En esta sociedad tan superficial y ficticia sos uno de los pocos sinceros. Puede que a veces la forma en que te apareces no sea agradable ni el momento de tu llegada, el mas anhelado; pero hoy trasciendo y me quedo con tu contenido veraz, útil, impulsador. Hoy, No querido, me pongo de tu lado, porque siempre que me visitas me haces bien y sacas lo mejor de mí.

Un gran abrazo reconciliador y espero (ahora si) verte pronto!

domingo, 3 de enero de 2010

Suele pasar…


Rita es una hermosa persona; por dentro y por fuera. Gente de antes, con valores y ética. Una de las pocas por las que pondría las manos en el fuego. Y me apena lo que le sucede.

Lleva ya 40 años de felizmente casada (envidiable!) y sus dos hijas la han hecho abuela de 4 bellos nietos; es totalmente lógico y aceptable que ella como abuela se desviva por ellos. Y parece que sus hijas se aprovechan de su nobleza: los lleva y los trae del jardín, los cuida la mayor parte del día, les organiza en su casa los cumples, los cuida cuando están enfermos. Como si fuera poco, más de una vez les prepara la cena a las dos familias enteras. Y si sus yernos e hijas tienen que hacer algo, no dudan ni un instante en encargarle no solo los nietos sino cualquier cosa, como tramites o catering.

Cualquiera podría pensar que esta bien, que es normal que actúe así, pues esta disfrutando a sus nietos y ayudando a los progenitores. Puedo entenderlo. Pero lo que no es normal ni justo ni ético es que sus hijas literalmente le tiren todo el laburo de crianza a ella y encima dispongan de su tiempo como si ella no tuviera vida propia. Por supuesto que la tiene!!! Además de ocuparse de su casa, es profesora yoga, con el uso de tiempo que eso implica y adora salir con las “chicas” a tomar el te a cafeterías paquetas. Pareciera que olvidan que Rita ya es grande y obviamente se cansa (Tiene 68 años!), aunque aparente menos edad por su vitalidad. No es por trabajar que se los dejaban; era por comodidad.

Un día, la visite y no daba mas. Estaba agotadísima y enojada. Había cancelado una salida programada con mucha anterioridad, porque le habían enchufado un nieto de imprevisto. Inmediatamente, y debido a la confianza, le hice un pequeño interrogatorio: Porque no podía decir que no? No se daban cuenta sus hijas que ella ya era grande y su cuerpo ya no resistía la crianza de niños pequeños? Y aunque resistiera…es que acaso no debían ellas hacerse cargo (pendejas cómodas!) ? Su respuesta me sorprendió. En un arrebato de sinceridad, me dijo que desde que ellas eran adolescentes, habían preferido siempre a su padre; con él hablaban, a él le demostraban el cariño. Tuvo que hacer terapia para superar la angustia de sentirse hecha a un lado. En resumen, ella actuaba como actuaba para lograr lo que queremos todos: que nos quieran.

No es raro que la relación entre padre e hija sea menos conflictiva que con la madre (Freud te banco); competencia, posesión, amor son habas que se cuecen en esa olla. Solo que eso no justifica que Rita se “dis-culpe” por ser la mujer del padre; no es justo que su lugar pase de madre a sirvienta para lograr un poco de afecto… ¿Qué pasaría si se rebelara? Es cierto…las mujeres solemos ceder para evitar desastres…aunque los que generemos sean mayores, pues esos niños necesitan la crianza de sus padres, no de su abuela. Por que esa mujer debería estar descansando, no volviendo a hacer lo que hizo de joven y con fuerza. Porque esas nenas se harían cargo de lo que implica abrir las piernas sin medir las consecuencias.
Esclavos de las necesidades, mendigos de amor, libres cobardes..hasta donde podemos llegar?