viernes, 18 de marzo de 2011

Un pecho










Un sueño cargado de mil horas

Un viaje de inciertos recorridoso

o soluciones infinitas anti suspiro,

mi pecho joven anhela, y llora.


Porque se murió de sed en el mar,

porque allí conoció la indignación,

porque formas mil intento tomar,

pero la sal del mismo lo rechazó.


En vez de piel, se percibe acero,

raspa la mano de quien lo acaricia.

No quito su frío el desértico enero

ni su belleza enorme causo codicia.


Solo por la fuerza, fiel y desesperada

por la violencia cruda, su gran amiga

por la inmortal, tremenda esperanza

cerca, se siente que aun tiene vida.


Y sabe que ésta es una oportunidad,

un regalo, un as, un libro en blanco.

Su fortaleza armó, fornida, el pacto,

prometiendo no dejarla ir ni escapar.


Es que boyas le dijeron, como voces,

que no hay otro después del infierno.

Que tales excepcionales excepciones

derrotan siempre cualquier invierno.