domingo, 4 de abril de 2010

Los manotazos de un ahogado


Luego de una serie de sentimiento (ira-enojo-calma-enojo otra vez), finalmente la lastima invadió mi corazón por mi ex-amigo. Me habían comentado que era ligerito, aprovechador, rápido pero no soy de creer %100 habladurías ajenas. Esta vez, hablaban algo de verdad.
Comenzó por elogiar mi capacidad de escribir, mi “inteligencia” como decía. Reconocía mis talentos en otras áreas y solía compartirme sus miles de proyectos tanto artísticos como comerciales. De mi solo recibió ánimo y apoyo, pues no me daba cuenta de su silenciosa estrategia.


Un día me dijo que necesitaba mi “colaboración”, pues planeaba escribir una saga de libros de autosuperación, coaching (muy de moda) y quería utilizar algunos de mis estilos. Como todo chanta, nunca hablo de dinero, ni contrato ni de su trabajo, solo de “favores”. Me pidió que le vaya pasando algo de lo que tenía, prometiéndome no usar nada sin mi permiso. Claro! Se ve que tengo cara de boluda, de improvisada o simplemente es su compulsiva costumbre de sacudir árboles para comer el fruto ajeno. Casualmente, a la semana me entero que le había afanado un escrito reflexivo a un amigo, publicándolo en su sitio como propio. También, que se decía autor de una canción de un flaco que conocí. Se terminaron de evaporar mis dudas, dejándome un humo de indignación. Es demasiado bajo ponerse laureles ajenos, evitando así transpirar la camiseta y solo utilizar la cabeza para colgarse de los demás. Es vergonzoso preferir hacerse un nombre con éxitos ajenos en ves de desarrollar lo único, irrepetible y valioso que tiene nuestro ser. Tales individuos se impiden a su mismos descubrir los tesoros de su interior, potenciales de hacerlos millonarios. Triste realidad de telgopor!
Quise de todas maneras investigar el origen patológico de este garca. Entendí algunas cosas, que me calmaron y facilitaron una pseudo compasión.


Nació y creció en una fortísima estructura religiosa, esas donde lo que el deseo pide es negado, castrado, adormecido y reemplazado por una serie de mandatos que para no ser cuestionados se disfrazan de comodidad y seguridad. El quiso ser cantante, un showman al estilo Freddy Mercury…solo que su juventud, las oportunidades y el tiempo habían pasado cuando despertó!
Puede ser que cagando a los demás se sienta menos solo…quizás quiera éxitos ya, para sentir redimido su tiempo perdido…quizás solo mire su ombligo, porque si ve lo felices que son los quienes hacen lo que quieren, sus días serian una condena insoportable y desearía no haber despertado jamás…quizás su ser se defiende de lo que ya no puede cambiar. Quizás en el mar de insatisfacción en el que nada, cualquiera que se acerca es como una tabla, que siente los golpes de los manotazos de este ahogado en busca de sobrevivir.