lunes, 20 de septiembre de 2010

Salud


Sus amigos decían que era un polvorita. Sus padres, que había heredado el carácter podrido de su abuela. Sus vecinos, que era un leche hervida. Distintas definiciones que convergían en el mismo sentido: Lalo no era un tipo fácil.

Por diferentes vivencias se había ganado tales títulos. Me comentaban sus primos que solía devolverles el grito a varios de sus jefes; que mas de una vez se iba dando un portazo cuando algo le parecía injusto y que no era raro que le cortara el rostro a quienes intentaban criticarlo. Sus tíos opinaban que tenía una forma muy apolítica de defender sus intereses. Algunos compañeros de facultad lo consideraban un tipo crudo, sin vueltas. Con estas informaciones, me encontré con él por cuestiones laborales. ¡Es increíble lo que uno se entera en 5 minutos de charla mientras espera!

Vaya sorpresa. No me tope con ningún monstruo. Observaba i en él un muchacho con alma de rockero, apasionado y frontal. Si, no niego que tendía a ser “negro-blanco”. Sin embargo, otros aspectos sobresalían más. Parecía que nadie veía que detrás de esa cabronada se encontraba una persona incapaz de hacerle o desearle el mal a nadie, totalmente noble y sincero. Según me, varios objetivos a lograr le ocupaban la mayoría de su tiempo. Se mostraba tal cual era, sin caretas…olvidando quizás que a la gente le gusta que le mientan!.

Todas esas personas que definían a Lalo eran enfermas. Presas de algún sentimiento de culpa o vaya uno a saber que, soportaban con la cabeza agachada lo que algunos otros vivos (jefes, vecinos, familiares hichapelotas, etc.) decían o hacían como una sentencia inamovible. Ellos se callaban cuando debían gritar, se sentaban cuando tenían que levantarse, aguantaban en vez de rebelarse…resignaban su dignidad a cambio de mantener un supuesto “buen ambiente”. Se sacrificaban a si mismos para finalmente (como siempre!) ser queridos. Así, no era raro que sus inocentes cuerpos pidieran un freno con alguna enfermedad.

De esta manera, Lalo si era un tipo difícil: de manipular, de controlar, de joder. Es casi imposible manejar a una persona segura, que sabe lo que quiere y no le importa lo que piensen los demás. Cargan con el estigma de lo patológico cuando en realidad son los más sanos. Y a los fáciles, les molestan estas personas, que les reflejan que hay algo malo en ellos mismos. O bien, se transforman en sus ideales…cuya condición para mantenerlos así es nunca ser como éstos. Además, existe una enorme cuota de “al pedismo” que los lleva mirar a quienes están ocupados.

Lalo, si me estas leyendo…yo te banco, sabelo. Si no te cuidas, valoras o defendes, NADIE lo hará por vos. Posta que la tenes clara. La pasión genera idolatría pero también asusta. Son pocos los que aceptan límites sin chistar. Brindo por tus reacciones sanas…Salud!

martes, 14 de septiembre de 2010

Imperio


Una gordita universitaria hija de padres separados, eso era Saila. Había sufrido bastante esa ruptura, sobre todo cuando intentaba defender a su padre de esa “loca” sabiendo que la misma no lo era del todo.Es que su padre representaba lo que ella quería para si y no tenía: reconocimiento, buena presencia, verborragia…además del deseo incestuoso reprimido, siempre presente.Como su progenitor se había vuelto a casar y ya no le prestaba tanta atención pretendía cierto regreso a su madre, algo así como entenderla, darle un poco de lugar. No demasiado.

Al comenzar a trabajar, conoció a Denny. Un chico buenísimo, atento y muy excelente compañero. Sabía escuchar y valoraba lo mejor de cada persona. Eso sobro para que Saila quisiera todo el tiempo llamarle la atención, establecer una amistad como previa hacia algo mas. Apelaba constantemente a lo que tenían en común, lo adulaba en todo momento y hablaba maravillas del joven a otros, incluido su papa. Cualquier persona pensaría que estaba perfecto que una chica como ella se fijara en Denny. El era un excelente partido! Solo un pequeño detalle se le escapaba…era casado! Tres años llevaba de matrimonio con una morocha infernal. De hecho, el hablaba siempre de su mujer, de lo enamorado que estaba, de su hermosura, de su carrera y demás melosidades. En este punto me la encontré, entendiendo porque no se concretaba con el chico.

Suave pero firme, la lleve por ese camino que tanto queremos evitar todos…nuestro interior. Luego de la esperable frustración de amor paterno real y simbólica, no era raro que buscara un objeto lo mas parecido posible. En realidad, ni siquiera eran sentimientos genuinos, sino una egoísta proyección de anhelos narcisistas. Era esa empatia, ese reconocimiento, esa imagen lo que quería en el fondo. Se sentía en falta, y quizás teniendo a una persona como Denny ella seria completada, como si por osmosis le vendría lo que le joven poseía. Más allá de esto, el tema era que su ciega necesidad estaba comenzando a imperar sobre el sentido común, los códigos. La estaba llevando a ese indeseable lugar donde seria catalogada como “desubicada”, pues él no le daba lugar más que como compañera. La necesidad siempre buscara convertirse en un imperio déspota, sin problema de hacernos quedar mal. Implícitamente, pude leer una reedición de la primera frustración, por ser una elección meramente edifica y así también se explicaba el autoboicot de fijarse en alguien ocupado, teniendo mil solteros alrededor.Lentamente pudo aceptar que el reconocimiento de la gente no debe ser una prioridad, ya que un día te aman, otro te odian. Que era única, original y aun le quedaban aspectos por autodescubrir. Que es imprescindible dejar de adorar lo conocido para darle lugar a lo nuevo. Que abandonar los ideales infantiles es parte del camino a la libertad.

Pasado un tiempo conocí a la morocha de Denny. ¡Menos mal que Siala se rescato, pues la mujer del joven no solía “conversar” para arreglar los malos entendidos!

lunes, 6 de septiembre de 2010

Lo que quiso


Hubo un día en que la luna del sol pudo saber
Ocaso acaso planeado, ¡Oh, fortuna!,
Su blancura hizo estremecer,
Una tibieza conocida, un calor por conocer.

Voces grises al punto se levantaron
Y temerosas las estrellas dijeron que no.
¿Podría encontrarse lo diferente, lejano
Sin producir una inconveniente eclosión?


Pero el Artista Inventor del encuentro,
Quien pincelo el cielo, el abismo, la pasión
Eterno revolucionario, hizo lo que quiso
Y sobre el agua, divertido, otra vez caminó.


Ella, mar de fuerza y tímida nobleza
Y él, mas grande lo que realmente parecía,
Se dejaron, ansiosos caer en esa simpleza
Que aparecía, grandiosa, en medio de sus vidas.


Y acercó, determinado, a sus creaciones
(De la ruina, tal vez, un poco cansado!)
Fueron entonces el sol y la luna, juntados
Para no separarse y cantar amorosas canciones.