martes, 14 de septiembre de 2010

Imperio


Una gordita universitaria hija de padres separados, eso era Saila. Había sufrido bastante esa ruptura, sobre todo cuando intentaba defender a su padre de esa “loca” sabiendo que la misma no lo era del todo.Es que su padre representaba lo que ella quería para si y no tenía: reconocimiento, buena presencia, verborragia…además del deseo incestuoso reprimido, siempre presente.Como su progenitor se había vuelto a casar y ya no le prestaba tanta atención pretendía cierto regreso a su madre, algo así como entenderla, darle un poco de lugar. No demasiado.

Al comenzar a trabajar, conoció a Denny. Un chico buenísimo, atento y muy excelente compañero. Sabía escuchar y valoraba lo mejor de cada persona. Eso sobro para que Saila quisiera todo el tiempo llamarle la atención, establecer una amistad como previa hacia algo mas. Apelaba constantemente a lo que tenían en común, lo adulaba en todo momento y hablaba maravillas del joven a otros, incluido su papa. Cualquier persona pensaría que estaba perfecto que una chica como ella se fijara en Denny. El era un excelente partido! Solo un pequeño detalle se le escapaba…era casado! Tres años llevaba de matrimonio con una morocha infernal. De hecho, el hablaba siempre de su mujer, de lo enamorado que estaba, de su hermosura, de su carrera y demás melosidades. En este punto me la encontré, entendiendo porque no se concretaba con el chico.

Suave pero firme, la lleve por ese camino que tanto queremos evitar todos…nuestro interior. Luego de la esperable frustración de amor paterno real y simbólica, no era raro que buscara un objeto lo mas parecido posible. En realidad, ni siquiera eran sentimientos genuinos, sino una egoísta proyección de anhelos narcisistas. Era esa empatia, ese reconocimiento, esa imagen lo que quería en el fondo. Se sentía en falta, y quizás teniendo a una persona como Denny ella seria completada, como si por osmosis le vendría lo que le joven poseía. Más allá de esto, el tema era que su ciega necesidad estaba comenzando a imperar sobre el sentido común, los códigos. La estaba llevando a ese indeseable lugar donde seria catalogada como “desubicada”, pues él no le daba lugar más que como compañera. La necesidad siempre buscara convertirse en un imperio déspota, sin problema de hacernos quedar mal. Implícitamente, pude leer una reedición de la primera frustración, por ser una elección meramente edifica y así también se explicaba el autoboicot de fijarse en alguien ocupado, teniendo mil solteros alrededor.Lentamente pudo aceptar que el reconocimiento de la gente no debe ser una prioridad, ya que un día te aman, otro te odian. Que era única, original y aun le quedaban aspectos por autodescubrir. Que es imprescindible dejar de adorar lo conocido para darle lugar a lo nuevo. Que abandonar los ideales infantiles es parte del camino a la libertad.

Pasado un tiempo conocí a la morocha de Denny. ¡Menos mal que Siala se rescato, pues la mujer del joven no solía “conversar” para arreglar los malos entendidos!

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