
Un sueño cargado de mil horas
Un viaje de inciertos recorridoso
o soluciones infinitas anti suspiro,
mi pecho joven anhela, y llora.
Porque se murió de sed en el mar,
porque allí conoció la indignación,
porque formas mil intento tomar,
pero la sal del mismo lo rechazó.
En vez de piel, se percibe acero,
raspa la mano de quien lo acaricia.
No quito su frío el desértico enero
ni su belleza enorme causo codicia.
Solo por la fuerza, fiel y desesperada
por la violencia cruda, su gran amiga
por la inmortal, tremenda esperanza
cerca, se siente que aun tiene vida.
Y sabe que ésta es una oportunidad,
un regalo, un as, un libro en blanco.
Su fortaleza armó, fornida, el pacto,
prometiendo no dejarla ir ni escapar.
Es que boyas le dijeron, como voces,
que no hay otro después del infierno.
Que tales excepcionales excepciones
derrotan siempre cualquier invierno.