miércoles, 19 de enero de 2011

Primer empresa


La calidad del trabajo de Rosy superaba ampliamente la cantidad de horas que llevaba trabajadas. Hacia poco que era empleada en aquella obra social. Como su amiga, sabia de su capacidad organizativa, metódica y empatica. Sin embargo, era mucha más de la que me imaginaba. Dentro del departamento de atención al asociado la joven se movía como pez en el agua. Gracias a sus virtudes y alegre carácter, había conseguido ordenar el sector, estructurar los deberes y jerarquizar las urgencias, luego de memorizar casi 300 historiales clínicos solo a los tres meses de ingresar. Su eficiencia resaltaba su humanidad, atestiguada por los muchísimos regalos recibidos a fin de año por parte de los clientes. Su jefe directo la trataba como a un par y gozaba del aprecio de sus compañeros.

Feliz de juntarnos a cafetear, me asombre cuando vi su rostro ensombrecido. En teoría, nos reuníamos a festejar su flamante ascenso. El siguiente relato me aclaro el porque de su mirada: el gerente general la había citado para charlar e indicarlo como seguiría laburando. Más que un progreso, se trataba del traslado al sector de marketing donde, según él, realmente se trabajaba. Tal expresión había enfureció a Rosy. Mas allá de admitir que lo comercial no le interesaba, la hacia rabiar que no se considerara trabajo a lo le había llevado tanto empeño y dedicación. ¿Qué había hecho entonces hasta el momento? ¿Rascarse? Lo suyo quizás no aumentaba la facturación mensual directamente pero si la calidad e imagen de la empresa. Así mismo, le parecía poco inteligente el cambio ofrecido pues sabia que su potencial verdadero se encontraba en las relaciones interpersonales, la coordinación de grupos y asignación de tareas por perfil. Debía decidirse y responder rápido. Si bien no estaba segura de su idoneidad para lo nuevo, aun contemplaba la hipótesis de que la mudanza fuera buena. Tímidamente me pregunto que pensaba y haría en su lugar.

Su talento sistemático me ayudo a pensar y distinguir dos puntos interesantes. Primero, muchos reconocían sus dones y habilidades, sus logros así lo demostraban por lo tanto la idea de ir a otro sector en estos momentos… no era segura. ¿Le faltarían creer en si misma para defender quien era?. Segundo, es regla que cada institución y/o individuo vele y utilice TODO (recursos, tiempo, gente) para alcanzar sus propósitos e intereses, aun decidiendo sin inteligencia…así se mueve el mundo. Identificar, luchar y preservar los propios es la cuestión, sin culpa y sin explicar-justificar nada a nadie. ¿Le costaría un poco pronunciar esa clase de “no” tan liberadora? Bendita posibilidad de limitar! Sus ojos se iluminaron al fin y ahora sabía lo que tenia que hacer. Seguir brillando y cambiar cuando le conviniese.

Todo el tiempo nos enfrentamos a la lucha de intereses, los usos y abusos, la despersonalización, alineación y violencias existentes en todas las sociedades. Animales sociales somos, cuya vida puede definirse como el resultado del deseo individual tanto como del grupal. Es una división finísima e inclusive indivisible. No es raro que quienes nos rodean tiren para su quintita e intenten utilizarnos para cumplir sus objetivos. A veces, inflándonos el ego para aprovechar nuestra capacidad y otras, cuestionando lo que amamos, para que lo olvidemos Tampoco es extraño ver la cantidad de personas que contribuyen a cometidos ajenos por falta o desconocimiento de lo personal. Menos mal que mi amiga pudo entender que ella era su primer empresa, cuya calidad radiante la obligaba a tenerla como prioridad.