martes, 25 de mayo de 2010

Lo no-rosa del todo

Le apasionaba todo lo referido a la armonía musical y a las voces; segundas, terceras, contracantos, efectos de canon y todo eso. Mauricio había tenido varias oportunidades de dirigir coros y siempre con buenos resultados. De hecho, en el ultimo había obtenido tres cosas añoradísimas: combinar movimiento-emisión sonora, el efecto de que las voces sonaran como una y a la tercera la llamaba la mejor de todas. Consiguió que una persona totalmente desentonada entrenara su oído de tal forma que no volviera a pifiar ninguna nota. Más allá de la musicalidad de conjunto, ese logro era lo que él más valoraba y consideraba especial. Es que sabia que pocos maestros lo podían hacer, mejor dicho, que muy pocos tenían la paciencia de esperar los frutos de su siembra. Se sentía un grande, sin importar que nadie se enterara. Era una satisfacción privada.


Su experiencia siguiente fue algo así como una pesadilla. Le toco entrenar a un coro mediano de adolescentes y jóvenes. Tenía una idea respecto la vergüenza, la timidez, la introversión. Pero confiaba que era solo cuestión de motivar, de ponerle pasión, de enseñar. Que iluso se sintió! No eran esos los enemigos a vencer…eran peores! Un dúo que para todo maestro actúa como criptonita: apatía e indiferencia. A las clases les agregaba tips de baile, de interpretación, ejercicios de desinhibición, humor, motivación es su estado mas puro, les hablaba de grande cantantes para inspirarlos, les contaba de mucha gente que con poco lograba mucho y… nada. Lo que recibía de parte de estas personitas era siempre lo mismo; caras de nada, desgano y lo mas feo…ningún interés en aprender. Literalmente, parecían no tener sangre en las venas. Ni siquiera se enojaban cuando él los corregía vehementemente. Pensaba que era solo el hielo del comienzo, que se rompería pronto. Solo que éste era mas caliente que ellos! El tiempo pasaba y la bronca se Mauricio se acrecentaba.¿que hacia allí? ¿Por qué perdían su tiempo en algo que no les apasionaba y no les generaba nada? Él sabía que así era imposible trasmitir algo, inclusive cantando bien. Encima no era el caso de ellos, porque lo hacían mal. Cansado, se detuvo a reflexionar. Sus formas no servían, debería pensar nuevas. O bien, abandonar el proyecto, que fue lo que hizo finalmente.
Detrás de lo desagradable de esa experiencia, Mauricio pudo llevarse algo importante. Por algo dicen que debajo de las piedras, crecen flores. Cuando lo entendió, fue como un balde de agua…tibia. Felizmente, mi amigo me lo compartió.


Éxito es una palabra que en la actualidad es sinónimo de felicidad. En alguna medida es cierto, sobre todo cuando se debe al esfuerzo y a reiterados fracasos. En su caso, la música le costaba poco porque era su pasión; cuando algo adquiere esta calidad no sólo asegura eficacia sino que otorga cierta sensación de “todo”. Solo que esta vez le toco encontrarse con la parte no rosa de ese todo. Se topo con el casi, con la excepción que confirma la regla. Los éxitos que había tenido como maestro y cantante le generaban una autoconfianza maravillosa, un buen animo constante y un merecido refrigerio a su tenaz voluntad. Pero no le enseñaron nada. Fue necesario vivir ese fracaso para que reviera sus estrategias de enseñanza, para que dudara de su inteligencia interpersonal y hasta de su talento. Detrás de todo sentimiento negativo, comprendió que gracias a ese mal trago subiría a un nuevo nivel. Allí ya no se trataba del éxito, sino de la excelencia. Y ésta, con su visión superior, lo guardaría del estancamiento, la rutina y la ceguera artística. Fue doloroso que se le abriera la mente…pero esto se transformo en su mayor éxito. No todo es color de rosa…afortunadamente!

1 comentario:

  1. Bravooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!! Cuando se nos abre la cabeza..., buscamos la excelencia..., es más difícil aún, pero es el desafío que cada uno se propone....

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