domingo, 7 de febrero de 2010

“Jekyll and Hyde” vs. un fuego


Todos en el barrio adoraban a Luis; es que a simpe a vista era un buen muchacho. Trabajaba, estudiaba educación física y competía en el quepo de basket local.
Para sus compañeros, era el tipo más confiable, nada conflictivo. Para sus amigas, era un flaco divino, sensible, que sabia escuchar y encima escribía poesías. Por tales motivos, no era raro que Sheila se haya interesado en tan atractiva imagen.
Comenzaron a conocerse y todo iba espectacular. Parecía cierto que era un chico sincero y copado. Así fue que comenzaron una relación, que inesperadamente duro solo 3 meses.

Me la encontré una tarde y me comento lo sucedido; más que triste estaba asombrada. Resulto que en cuanto oficializaron su relación, las cosas cambiaron drásticamente. Luis literalmente se transformo en una especie de monstruo que lo único que hacia era celarla. Le cuestionaba la ropa, los amigos, las salidas. Controlaba cada uno de sus movimientos y si no hacia lo que él quería, dejaba de hablarle, agredía y maltrataba. Si ella lo enfrentaba, se ponía a llorar para hacerla sentir culpable. Vivía comparándose con otros flacos a los que ella ni registraba. Hasta le había prohibido salir sola y mirar programas de televisión donde actuaran galanes. Me confeso que al principio un poco le extraño pero veía que varias de sus amigas vivían situaciones similares con sus novios y creía que era normal. Lo único que no había cedido para que el ahogo no la matara eran sus clases de comedia musical. Un sábado, cenando luego de una muestra a la que él había asistido, el tipo le dijo que era una tarada por que la estaban “usando”. Que no entendía como no le pagaban, que en este estudio se estaban llenando de plata a costa de ella y las otras alumnas. En ningún momento la felicito por la excelente y deslumbrante actuación que Sheila había brindado; era lógico, si lo que quería era que abandonara su carrera también! Para ella, eso desbordo la copa; haciendo la vista gorda podría entender esos celos como “muestras” de interés (Cuanta enfermedad!). Pero que le cuestionen y menosprecien lo que mas amaba, eso si no aceptaría. Fue así que decidió terminar, luego de escuchar un sin fin de amenazas, inculpaciones, reproches y mas cosas horribles.

Cuando me la encontré ya hacia 6 meses de tales sucesos. Le pregunte como había quedado, como se sentía y me contó que bien. En cuanto volvieron a ser solo conocidos, él se torno tan cordial y buena onda como antes de que salieran. Inclusive, actuaba como si nada hubiera pasado! Al principio me mate de risa y le dije que era una privilegiada al poder conocer al famosísimo Jekyll and Hyde, o por lo menos a uno de los prototipos que inspiraron al autor.
Llegue a mi casa y no dude en reflexionar sobre este relato; sí, él estaba enfermísimo…igual que ella. Será que hay ciertas miserias que se esconden tras lo mas puro para pasar desapercibidas y ejercer mayor efecto? Acaso se volvería compulsión el ceder, asociado al justificativo sentimiento de victima? Mas allá de todo, comprobé nuevamente que aquello que nos quita el aliento, puede muchas veces, salvarnos. Quizás el ser, viéndose en peligro recurra al mas inextinguible de los fuegos...Ese llamado pasión. Menos mal que en mi amiga existía! Sino…que hubiera pasado?

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