domingo, 20 de diciembre de 2009

El segundo Mosquetero...


Como materias correlativas en la universidad de la vida, inmediatamente conocí al segundo mosquetero. Parecía que respondía a un designio maldito de la más conductista facultad.
Era dueño de una pyme; pocos empleados, muchas horas de trabajo y un sueldo más bien bajo. Mi puesto era de recepcionista y otra vez, en negro. Acepte porque prometía blanquearme a los 3 meses. Prometeo lo tendrían que haber llamado! Era el típico chanta argentino, que tan mal nos hace quedar en el exterior.


No pagaba los impuestos, no le pagaba a sus proveedores y mucho menos a sus empleados; recuerdo que 3 veces vivieron de Edenor a amenazarnos que si no pagábamos en 45 minutos, nos sacaban los cables. Las cartas documento eran pan de todos los días, como las intimaciones y citaciones. Llego a arrancar el número del local para justificar la no recepción de tales documentos. Un día, un proveedor vino con 2 patovas contratados para cagarlo a trompadas si no le saldaba la deuda en el momento. Y a mi, la primer vez me dio la mitad del sueldo, la segunda se tardo 15 días y la tercera, se había “olvidado”. Recibía llamadas de abogados todo el tiempo, cuya orden era contestar siempre que estaba de viaje. Para colmo, era cierto! El señor se iba a Italia, a México y luego me lloraba que no le alcanzaba para pagarme. Lo que mas me sorprendía era su eterna calma; nunca se sobresaltaba ni discutía con nadie. Quizás porque de apoderada legal figuraba su mujer, es decir, algo totalmente abandonable. Explote un día que me debía pagar y no estaba ni le había dejado la orden a nadie. Mas que de matarlo, quise subir a su oficina y romperle la PC o bien, agarrarle documentación y tirarla. La realidad superaba la ficción y todas las tiras cómicas que se burlan de lo cagadores que podemos ser los argentinos, se quedaban cortas. Y yo creía que eran mentira!


Curiosamente, hasta el día de hoy me pregunto por que no hice nada; solo no volví más. ¿Será que hay personas que tienen una capacidad implícita para dominarte? ¿Echaran algún lazo que impide la reacción del sentido de justicia e inclusive de la propia supervivencia? A partir de ahí, nunca mas baje la guardia.


No supe nada más de él; aprobé esta difícil materia que más que enojo, me angustio profundamente. Luego me encabrone y quería mandarle unos conocidos para que le escarcharan el boliche y lo cagaran a trompadas. No hice nada y la verdad, me arrepiento.

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